Tras realizar la valoración del paciente y formular los diagnósticos de enfermería, se establecen los objetivos y resultados y se determinan las prioridades, lo que servirá para la planificación de los cuidados, la puesta en práctica de las acciones y la evaluación de la eficacia de estos cuidados. Antes de administrar los medicamentos y vigilar sus efectos, los profesionales de enfermería deben establecer objetivos y resultados claros y realistas, de modo que las acciones planificadas garanticen un empleo seguro y eficaz de estas sustancias.
Existen algunas diferencias entre los objetivos y los resultados. Los objetivos centran en lo que el paciente debería ser capaz de conseguir y realizar basándose en los diagnósticos de enfermería que se establecieron a partir de los datos de la valoración. Los resultados constituyen criterios específicos y cuantificables que se usarán para evaluar hasta qué punto se ha conseguido el objetivo. Tanto los objetivos como los resultados se centran en lo que el paciente deberá conseguir o realizar, deberán ser realistas. El objetivo principal de cualquier plan de cuidados de enfermería es la administración segura y eficaz de los medicamentos y la obtención del resultado terapéutico óptimo.
Los objetivos pueden establecerse a corto y largo plazo, dependiendo del ámbito y la situación concreta. En el ámbito de los cuidados agudos o ambulatorios, son más apropiados, los objetivos a corto plazo, mientras que en la recuperación suelen ser habituales los objetivos a largo plazo. En el caso de un paciente al que se le ha pautado tratamiento anticoagulante por la presencia de un trombo en la extremidad inferior, un objetivo a corto plazo puede ser detener el aumento del tamaño del trombo, lo que se traducirá en una mejor circulación distal de la extremidad. Un objetivo a largo plazo puede ser la educación del paciente para la administración eficaz del tratamiento anticoagulante por vía parenteral en domicilio. Al igual que los datos de la valoración, los objetivos deben centrarse en primer lugar, en los efectos terapéuticos de los medicamentos, y, a continuación en el tratamiento de los efectos secundarios. Para el paciente con analgésicos, la prioridad debe ser el alivio del dolor sobre el tratamiento de las
náuseas, los vómitos o mareos causados por esta medicación.
Los resultados son los criterios específicos empleados para cuantificar la consecución de los objetivos establecidos. Su redacción incluye el sujeto (paciente), las acciones que dicho sujeto requiere, las circunstancias, el método planteado y el periodo de tiempo necesario para alcanzarlo. En el caso del paciente que debe recibir educación sobre la autoadministración de tratamiento anticoagulante en el domicilio, el resultado podría redactarse como sigue: el paciente se aplicará la inyección de enoxaparina, empleando una jeringa precargada, por vía subcutánea en el área abdominal anterior por dos días. La elaboración de estos resultados específicos también proporciona un marco temporal específico para trabajar con el paciente en la consecución de los objetivos.