La evaluación es la última fase del proceso de atención de enfermería; en ella se valora la eficacia de las acciones para la consecución de los objetivos y los resultados establecidos. El proceso se completa cuando el profesional de enfermería revalúa al paciente, revisa los diagnósticos de enfermería, realiza las modificaciones necesarias, revisa y reformula los objetivos y resultados y lleva a cabo nuevas acciones para cumplirlos. En la evaluación de la efectividad de los fármacos, el profesional de enfermería valora los efectos terapéuticos óptimos y la presencia de efectos secundarios o reacciones adversas. También evalúa la eficacia de la educación suministrada y presta atención a las áreas donde es necesaria información adicional. La evaluación, no es el final del proceso, sino el comienzo de otro ciclo en el que se continúa trabajando para asegurar un empleo de la medicación seguro y eficaz y una participación activa del paciente en su cuidado. Se trata más bien de un punto de control, en donde el profesional de enfermería considera el objetivo final, la administración segura y eficaz de la medicación, y adopta las medidas necesarias para garantizar el éxito de la farmacoterapia. El proceso de atención de enfermería actúa como un marco global en el que trabajar, hacia ese éxito