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  • Vías de administración de los fármacos

    Vías de administración enteral

    • Vía oral: Es la vía más fisiológica, más frecuentemente utilizada por su seguridad y bajo costo y la de elección en tratamientos crónicos. La absorción de la mayoría de los fármacos (bases débiles) se produce en el intestino delgado gracias a presentar: pH adecuado, gran superficie de absorción, elevado flujo sanguíneo y presencia de transportadores específicos.

    Factores que modifican la absorción gastrointestinal:

      1. Valor de pH: que junto con el pKa del fármaco, condiciona la mayor o menor o ionización de los fármacos (las formas no ionizadas son capaces de atravesar la membrana) a medida que se desciende por el tubo digestivo el pH aumenta.
      2. Vaciado gástrico: determina la progresión del contenido gástrico hasta el duodeno. Puede incrementar el periodo de latencia o actuar como factor limitante en el proceso de absorción. Un vaciado lento puede destruir parte del fármaco por el contacto prolongado con el pH gástrico. Entre los factores que pueden modificar la velocidad de vaciado gástrico se encuentran la presencia de úlcera duodenal y algunos fármacos que actúan sobre el sistema nervioso
        autónomo.
      3. Motilidad intestinal: determina el tiempo de permanencia en el intestino delgado constituyendo un factor decisivo para la completa absorción de los fármacos que se absorben aquí. Viene determinado por los movimientos peristálticos, cuanto menor es el volumen del contenido intestinal más lentos son estos movimientos. Algunos fármacos que actúan sobre el sistema nervioso autónomo pueden modificarlo.
      4. Flujo sanguíneo esplécnico: vísceras abdominales, estómago, intestino e hígado están enormemente vascularizadas, por tanto alteraciones en el flujo sanguíneo determinadas por estados fisiológicos o patológicos, como la insuficiencia cardiaca congestiva, las hemorragias o el shock, pueden dar lugar a cambios en la absorción de los fármacos.
      5. Presencia de alimentos: su localización en el tramo gastrointestinal puede disminuir la absorción por formación de complejos fármacos-alimento (tetraciclina-Ca2+), por competición por el sistema de transporte o por aumentar las secreciones gástricas las cuales pueden destruir parte del fármaco.
      6. Acción enzimática: los fluidos gastrointestinales tienen enzimas esenciales para el proceso de digestión que, a su vez pueden actuar sobre algunos fármacos, metabolizando parte de su molécula.
      7. Metabolismo presistémico o pérdida de fármaco antes de que alcance la circulación sistémica, pueden ser:
        • Metabolismo intestinal: la presencia en el epitelio del intestino delgado de CYP3A4 da lugar a reacciones metabólicas casi idénticas a las que tienen lugar en el hígado, aunque cuantitativamente inferiores.
        • Metabolismo hepático o efecto de primer paso hepático: una vez que el fármaco se ha absorbido en la mucosa del tracto gastrointestinal, una parte es transportado por la vena porta hasta el hígado. Aquí puede transformarse en un metabolito inactivo.
        • Metabolismo gastrointestinal: la microflora bacteriana presenta una gran capacidad para llevar a cabo reacciones metabólicas, entre las que destacan las de hidrólisis y las de reducción. Estas biotransformaciones tienen poca importancia para los fármacos cuya absorción es muy rápida y lo hacen en la fracción proximal del intestino, pero si puede ser realmente importante para aquellos fármacos de absorción lenta y que lo hacen en fracciones más distales.
    • Vía sublingual: Los fármacos deben colocarse debajo de la lengua, en la zona sublingual, parte más delgada, de mayor permeabilidad y muy vascularizada. Los fármacos no ionizados y muy liposolubles accederá rápidamente a la circulación sistémica (el pH de la saliva oscila entre 6 ,2- 7,4, se absorberán bién ácidos y bases muy débiles). La utilización de esta vía permite evitar el efecto del primer paso hepático, el ataque de las enzimas digestivas, el pH gástrico, el metabolismo por la flora intestinal o las interacciones con los alimentos. Su principal limitación es la poca superficie disponible de absorción, por lo que sólo pueden administrarse fármacos muy potentes (nitratos: nitroglicerina, en el tratamiento de la crisis de angina o infarto de miocardio). Los fármacos administrados por vía bucal presentan una absorción más lenta, ya que la mucosa oral es menos permeable. Sin embargo, al ser la zona de absorción más amplia y plana, la hace más adecuada para la administración de formulaciones de cesión controlada y fármacos menos fácilmente absorbibles.
    • Vía rectal: El recto constituye la porción final del intestino grueso, su pH oscila entre 7,4 y 8. La absorción tiene lugar en la mucosa rectal por difusión pasiva, puede ser irregular, incompleta y más lenta que la vía oral. Es una zona muy vascularizada, irrigada por las venas hemorroidales que llegan hasta la vena cava inferior, con lo que se evita un posible efecto de primer paso hepático. Se suele utilizar para conseguir efectos locales. Sólo se utiliza como alternativa a la vía oral ante la presencia de vómitos, intolerancia gastrointestinal o pacientes poco  colaboradores.

    Vías de administración tópica y a través de mucosas

    • Vía tópica: El medicamento se aplica sobre la piel, se quiere conseguir: a) un efecto local o tópico (se mantiene en la cara más externa de la piel: formulaciones farmacológicas), o b) un efecto sistémico lento y sostenido por absorción percutánea, mediante difusión pasiva, sólo los fármacos muy liposolubles y de bajo peso molecular serán capaces de atravesar la capa córnea de la piel. Para favorecer este paso se utilizan excipientes muy grasos en la formulación
      farmacéutica, no obstante cuando la piel está dañada (heridas, quemaduras, procesos inflamatorios) se favorece mucho el paso a la circulación sistémica .
    • Iontoforesis: consiste en la colocación sobre la piel de dos electrodos que, por su orientación, hacen que un fármaco cargado atraviese la piel a favor de un gradiente eléctrico al ser atraído por una carga distinta a la suya. Se pueden administrar por vía dérmica, fármacos antiinflamatorios cargados que van a conseguir concentraciones plasmáticas controladas disminuyendo los efectos secundarios.
    • Vía oftálmica: suele utilizarse para la administración de fármacos indicados para el tratamiento de patologías oculares. La absorción sistémica completa a través del saco lacrimal es muy poco frecuente, generalmente se consigue un efecto local, aunque se produce una cierta absorción sistémica. Los fármacos que se administran por esta vía deben ser liposolubles pero también algo hidrosolubles.
    • Vía ótica: se utiliza para la administración de soluciones o suspensiones en patologías del oído, siempre que no esté perforada la membrana timpánica se consigue un efecto local.
    • Vía nasal: su absorción se produce principalmente por difusión pasiva a través del epitelio olfatorio (gases liposolubles) o a través de los poros (moléculas muy polares). La gran superficie de la mucosa nasal, su buena vascularización y su fácil accesibilidad hacen de ella una vía idónea para la administración de fármacos cuya absorción oral esta comprometida, ya que se consigue una absorción sistémica. Dos factores pueden condicionar su absorción: a)el aclaramiento mucociliar o desplazamiento del moco, éste puede ser deglutido , pasando el fármaco al tracto gastrointestinal y ser en parte destruido, y b) la actividad metabólica del epitelio nasal, aquí se encuentran isoenzimas de la familia del CYP450, que pueden inactivar parte del fármaco.
    • Vía inhalatoria: se utiliza para tratar patología obstructivas del tracto respiratorio, buscando un efecto local sobre la mucosa y la musculatura nasal y pulmonar (agonistas beta2 – adrenérgicos,corticoides), no obstante también se puede producir una excelente absorción sistémica (anestésicos generales volátiles). Permite una acción rápida, ya que se consiguen concentraciones elevadas en el lugar de acción y mínimas en sangre, por lo que las reacciones adversas se ven muy disminuidas. La absorción es rápida, se produce en la mucosa del árbol traqueobronquial, fundamentalmente. A nivel de los alveolos, es una zona permeable y muy irrigada. El mecanismo suele ser, mayoritariamente, por difusión pasiva para los fármacos liposolubles (gases anestésicos), mientras que los hidrosolubles lo hacen por mecanismos de difusión a través de poros o incluso por transporte activo. Los fármacos administrados por esta vía evitan el efecto del primer paso hepático, pero pueden sufrir metabolismo presistémico, puesto que las células alveolares poseen actividad enzimática.
    • Vía vaginal: el mecanismo de absorción es por difusión pasiva, por lo que se debe tener en cuenta el pH ácido de la zona (4 a 5) ya que condicionará el grado de ionización del fármaco. La mucosa vaginal es una zona muy vascularizada, por lo que puede haber absorción sistémica.
    • Vía vesical: la administración por esta vía consiste en introducir en la vejiga urinaria una solución estéril a través de una sonda uretral. Se pueden utilizar distintos tipos de soluciones para irrigación en pacientes con una resección transuretral , para la realización de citoscopías o administración de citostáticos en tumores de la vejiga.

    Vías de administración parenteral o directa

    • Vía intravenosa: El fármaco se administra directamente en el torrente circulatorio, por lo que no hay absorción, no sufre efecto de primer paso y la biodisponibilidad es total. Cuando la inyección se realiza en un corto espacio de tiempo (1 o 2 min) o “bolo intravenoso” se considera una vía de urgencia, pero cuando se quieren obtener concentraciones plasmáticas constantes se utiliza una perfusión continua permitiendo controlar los valores plasmáticos alcanzados, pudiendo interrumpir la administración rápidamente si aparece algún signo de toxicidad. Permite perfundir grandes cantidades de líquidos. La principal limitación de esta vía es que sólo se pueden administrar soluciones acuosas. Entre los principales problemas de administración intravenosa hay que destacar la extravasación o infiltración, que puede derivar en infecciones, flebitis, trombosis o necrosis del tejido infiltrado. El grado de lesión local aumenta cuando se perfunden soluciones irritantes (hipertónicas o extremadamente ácidas o alcalinas) o antineoplásicos vesicantes.
    • Otras vías de administración parenteral:
      • Intratecal
      • Epidural
      • Intracardiaca
      • Intraósea
      • Intraarticular
      • Intraperitoneal
      • Intrapleural
      • Intradérmica
      • Subcutánea
      • Intramuscular